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Plus
ça change, plus ça devient le même. Proverbio
francés Mientras duró la campaña presidencial
muchos creyeron que Trump prometía sinceramente combatir el yihadismo y
defender a Israel. Yo siempre tuve mis dudas. ¿Pero cómo guiarse por la
evidencia? ¿Qué políticas serán diagnósticas de la dirección de Trump en
Oriente Medio? En un artículo publicado en Foreign Affairs previo a que Trump tomara posesión (Parte 1)
escribí que si Trump: 1)
secara los canales que abastecen a los yihadistas de armas; 2)
apoyase a la Revolución Rojava en Siria; y 3)
expusiera los lazos entre OLP/Fatah e Irán, sabríamos que su nuevo gobierno
realmente se opone al yihadismo y defiende la seguridad israelí. Me parece que Trump ya está sacando el
cobre y que no hará nada de eso. Pero eso es para un artículo posterior. Para
efectos de éste, démosle a Trump el beneficio de la duda y preguntemos: ¿Qué
tenía sentido esperar? Es decir, aun suponiendo que las promesas de Trump
fueran sinceras, ¿qué probabilidad tenía de poderlas cumplir? Esa probabilidad depende de la ideología y estructura del sistema en EEUU. Formal y oficialmente, se supone que
el presidente manda. Pero la realidad pudiera ser distinta. ¿Cómo conocerla?
Hay que hurgar en el pasado. En HIR, en aras de emancipar nuestro
juicio de los discursos justificativos de quienes juegan ajedrez sobre el
planeta, tratamos de encontrar patrones históricos en sus comportamientos—sus políticas de
Estado—que nos permitan inferir intenciones y metas (‘ideología’). Al mismo
tiempo, nos interesa producir un modelo razonable del funcionamiento
institucional (‘estructura’) que pudiera explicarnos por qué ciertas
políticas son tenazmente consistentes a lo largo del tiempo. En este artículo—Parte 2 de la
serie—señalaré la consistencia tenaz: una tradición en las políticas
estadounidenses a favor del yihadismo. En la Parte 3
explico cómo lo que parece ‘pro israelí’ no lo es siempre. En particular, me
enfocaré sobre la cumbre de Trump y Netanyahu, interpretada por muchos como
un desenlace ‘pro israelí.’ (Yo creo que el resultado fue ‘pro iraní.’) En la Parte 4
explico cómo la política pro yihadista y antiisraelí es producto de un motor
institucional—una maquinaria burocrática—cuya operación será harto curiosa
para quien haya imaginado democrático al sistema estadounidense. En la Parte 5
examino quién hace la política exterior de Trump. Al compararlos con los
principales funcionarios de gobiernos anteriores, podemos descubrir si el
equipo de Trump realmente tiene un sesgo distinto o si se trata de una nueva
encarnación de un equipo transgeneracional. Con esta maquinaria expuesta,
podemos evaluar mejor la probabilidad de que Trump (toda vez que quiera) pueda modificar la
tradición pro yihadista. En la Parte 6
me vuelco sobre la pregunta, tan interesante: ¿Por qué Trump le tira tanto a
México? ¿Es realmente necesario? De hecho sí, pues se necesita para
administrar diestramente el juego de guerra psicológica que conduce la élite
de poder estadounidense. Ese bulear a México es una herramienta simbólica que
permite a los jefes estadounidenses mecer el sistema mundial usando las
palancas de la gramática política.
Los ejemplos varios de conductas al parecer erráticas de Trump, exhibiré, se
cuajan a manera de plan coherente y dirigido. En la Parte 7,
buscaremos explicar por qué tiene sentido que la élite de poder
estadounidense quiera fortalecer el yihadismo. Esto requiere abonar a la
discusión datos históricos que, desgraciadamente, por lo general no se
aprenden en la escuela. Pero empecemos por lo primero. En lo
que sigue, me avoco a exponer aquel patrón pro yihadista de abolengo en la
política exterior estadounidense. ¿Una
tradición pro yihadista? Mi argumento impone polémica, pues los
funcionarios estadounidenses repiten a medios hasta el cansancio que combaten el yihadismo. Quedan entonces
avisados mis lectores: conviene escrutar mis asertos con cuidado. Recomiendo,
de hecho, que hagan por refutarme, pues la ciencia eso mismo exige. Todo quien busque refutar que EEUU
tiene una tradición pro yihadista hará bien en estudiar el caso de Irán. ¿Por
qué? Porque: 1)
desde que Ayatolá Jomeini tomara el
poder en 1979, él y sus sucesores han empujado un yihadismo imperialista; 2)
según los discursos de estos ayatolás,
su labor yihadista habrá de consumar un gran exterminio de judíos israelíes;
y 3)
existe una tradición oficial y pública
en EEUU de llamar a Irán ‘enemigo’ y a Israel su muy cercano ‘aliado’ y
‘amigo.’ Luego entonces, si queremos descubrir
alguna política estadounidense que no
favorezca el crecimiento del yihadismo, conviene buscarla aquí. En especial,
conviene buscarla en las políticas de los presidentes que tanto maldijeron,
en sus discursos, a Irán. Por ejemplo, Ronald Reagan y George Bush Jr. Ronald
Reagan El presidente Ronald
Reagan tuvo siempre una personalidad doble. De un lado, fue
estrella de cine, pronto asimilado al héroe universitario ‘the Gipper’ (a
quien representara en la gran pantalla en 1940) y votado el quinto actor más
popular de su joven generación. Del otro lado, fue siempre muy político: a
partir de 1947—justo cuando iniciaba el macartismo—fue presidente del Screen Actors Guild y soplón secreto
del FBI para señalar presuntos comunistas en Hollywood.[1] Más tarde, de 1967 a 1975,
sería gobernador de California.
En 1979 compitió por la
presidencia contra Jimmy Carter. Fue tan extraordinario el impacto mediático
de su campaña que todavía hoy se comenta. Aquel carisma de Reagan—impresionante—. La prensa y el público se
enamoraron del ‘Gran Comunicador.’ Al cierre del año, confabulada la
coincidencia, cayó un gran telón de fondo geopolítico para que hiciera Reagan
el papel de su vida. En Irán, donde había vencido la Revolución Islámica,
seguidores de Ayatolá Ruhollah Jomeini, golpeando de sus puños el aire y
maldiciendo a ‘Gran Satanás’ (EEUU) al tiempo que quemaban su bandera,
tomaron como rehén al personal entero de la embajada estadounidense. Se veía
la cosa muy incómoda para el Presidente Jimmy Carter. Sobre esta escena de drama, el Washington Post, narrador incorpóreo,
extendió su voz el primero de diciembre: “Reagan a Duras Penas se Contiene
Sobre el Tema de Irán.” Bajo ese encabezado el Post aseguraba que Reagan deseaba ser cauto para no estorbar las
negociaciones del presidente Jimmy Carter en pro de los rehenes, pero estaba
Reagan tan enojado con Irán, y tan enojado con Carter, que no lograba
reprimir su ira. Era demasiado. Ansioso por “convertir la cuestión de
Irán en tema central de su campaña política” y “expresándose cada vez con
mayor brío sobre [esto]” y sobre “el tema de represalias estadounidenses
contra Irán,” Reagan recogía “el aplauso más generoso” al culpar “las
políticas de ‘debilidad e indecisión’ ” de Carter por el fiasco de los
rehenes. Lucía muy macho en su papel de “guerrero impaciente.” Y la gente,
bueno, encantada: “Otra invitación al aplauso,” contaba el Post, “es la promesa de Reagan de
hacer que EEUU sea nuevamente respetado ‘para que ningún dictador ose invadir
una embajada estadounidense y tomar como rehén a nuestra gente.’ ”[2] Trump, acusando a Obama por su manejo
de Irán, y prometiendo “hacer a EEUU nuevamente grande,” también recogió
muchos aplausos en su campaña presidencial. ¿Qué inferir? Preguntemos
primero: ¿qué hizo Reagan? El día de su inauguración, Reagan
presidió la “transferencia financiera más grande de la historia,” un rescate
preparado por Carter para liberar a los rehenes: 8 mil millones de dólares.[3] Y los iraníes de inmediato
usaron ese dinero para comprar… ¡armas estadounidenses! “Mientras que el presidente Reagan
denunciaba a los iraníes como miembros de una ‘confederación de Estados
terroristas,’ los funcionarios estadounidenses se encargaban de preparar las
primeras ventas de armas a Irán.”[4] Cuando se volvió de conocimiento público,
esto fue ‘Irangate’ o ‘el escándalo Iran-Contra’ (porque el equipo de Reagan,
cruzando algunos fondos, al mismo tiempo financiaba, armaba, y entrenaba a
los Contras, un grupo terrorista nicaragüense).
Cogido infraganti, Reagan negó
acaloradamente que se tratara de un rescate para liberar nuevos rehenes,
tomados ahora en Líbano por Hezbolá, criatura de Irán. Para nada. Habían
querido tan solo moderar (sí, moderar)
a los ayatolás con… armas. Las armas eran un… gesto.[5]
Debió razonar Reagan (incomprensiblemente) que esto sonaba menos ridículo que
decir “pagué otro rescate.” Luego lo pensó bien: No, dijo, lo primero fue
mentira. Siempre sí: pagué otro rescate. ¿Y la verdad? Era peor: una
investigación del Congreso, años después, documentó que las ventas secretas
de armas a Irán habían comenzado, con algo de prisa, tan pronto tomó posesión
Reagan en 1981—es decir, antes de
que fuese secuestrado el primer rehén en Líbano en 1982—.[6] ¿O sea que se trataba simplemente de
fortalecer a los ayatolás? La presidencia de Bush padre—anterior vicepresidente
de Reagan y su cofrade en el Irán-Contra—daría evidencias consistentes con
esa hipótesis. No me refiero al comentario que, según
dicen, hiciera en privado James Baker, secretario de Estado de Bush y
responsable de su política exterior: “¡Que se chinguen los judíos!” (“Fuck the Jews!”).[6a]
Ésas son (presuntas) palabras. Me refiero a las acciones del gobierno de Bush, consistentes con la intención
expreseda en aquella vulgaridad. En el primer año de Bush padre un operativo
de la CIA, desde el importante think
tank RAND Corp., publicó un estudio afirmando que había que ‘resolver’ el
conflicto árabe-israelí forzando la entrega de los territorios de Judea y
Samaria (‘Cisjordania’) a OLP/Fatah.[6b] La
‘paz,’ luego entonces, querría decir darle territorios israelíes militarmente
estratégicos al grupo responsable de crear el régimen anti-israelí de Khomeini,
cuyas ambiciones son genocidas. Ipso facto, Bush se avocó a
forzar a los israelíes a negociar con OLP/Fatah.
Y lo logró: de esos esfuerzos se desprendió el ‘Proceso de Oslo’ que metería
a OLP/Fatah—al aliado de Irán—a
territorio israelí. George
Bush Junior Otro que amagó fuerte con la boca fue
Bush Jr. En su informe presidencial de 2002 defendió el honor de su país,
injuriado por aquel mote de cómics: ‘Gran Satanás.’ Golpe de revés: Irán
sería incluido en el ‘Eje del Mal.’ Muy dramático. Pero a los hechos: ¿qué hizo Bush Jr.? Bush invadió a Irak—rival de Irán—. Las razones oficialmente dadas para
dicha invasión son generalmente despreciadas y hasta la fecha las verdaderas
razones siguen siendo un misterio. Quien quiera resolverlo pondrá atención al
‘detalle’: para invadir Irak, Bush se
alió con Irán.
Eso casi no se reportó. Pero el
Financial Times sí publicó un artículo
sobre cómo Irán asistía la destrucción estadounidense de Irak.[7] Y
el International Herald Tribune (o
sea, el New York Times) otro sobre
cómo Washington pagaba el favor bombardeando a los disidentes iraníes,
enemigos de los ayatolás, que tenían sus bases en Irak, persiguiendo luego a
los sobrevivientes por tierra.[8] Para 2006, el Guardian había concluido ya que la invasión iraquí de Bush había
sido un gran regalo para Irán, pues casi de inmediato había convertido a
Irak, de facto, en la provincia
extremo-occidental iraní.[9]
Esto se ha consumado ya: oficiales iraníes—con la bendición de los generales estadounidenses—dirigen ahora
los ejércitos iraquíes.[10] O sea que
toda la infraestructura militar que dejaron los estadounidenses en Irak ha
sido en realidad para… Irán. ‘Gran Satanás’ y el ‘Eje del Mal’—¡un final
feliz!—. Es ampliamente posible para un líder
de EEUU, como exhiben estos dos ejemplos, imprecar contra los ayatolás y
beneficiarlos con políticas muy caras (costando miles de millones de
dólares). En general, si bien los presidentes se
perfilan—en su discurso—unos más belicosos y otros más complacientes (y
otros, como Obama, francamente serviles), quien siga el dinero verá que desde
1979—por casi 40 años—, sean demócratas o republicanos, todos los presidentes han implementado políticas de gran
beneficio a los ayatolás. Lo documentamos aquí:
Y no se trata nada más de
Irán—el patrón pro yihad es general—.[12] Esta historia vuelve arriesgado
decir, con base nada más en el discurso belicoso de Donald Trump, que
ejecutará una política exterior realmente
anti iraní. Por el contrario, antes de aventurar semejante opinión, cabe
preguntarse por qué ha sido
posible, durante casi 40 años, un patrón tan consistente de políticas pro
yihadistas.
Una hipótesis dice que en EEUU gobierna
una élite de poder organizada a manera de cártel político, por lo cual, pese
a la alternancia de los dos grandes partidos, el curso de algunas políticas
importantes jamás vira. Esta hipótesis predice que Trump—aun suponiendo que
quiera—no podrá cambiar estas políticas, pues no es él quien tiene las riendas. Revisaremos evidencia para evaluar
esta hipótesis en la Parte 4. Pero antes de eso, en el
artículo que sigue (Parte 3), insistiré que los eventos recientes
no han contradicho el modelo de HIR. Para este propósito, ¿qué mejor que la
reciente cumbre sostenida por Trump y Netanyahu?
Pies de
página y lecturas adicionales [1] Fried,
A. 1997. McCarthyism, the Great
American Red Scare: A Documentary History. New York: Oxford University
Press. (pp.125-26) [2]
“Reagan Finding It Hard to Restrain Himself on Iran Issue”;
The Washington Post, December 1, 1979, Saturday, Final Edition, First
Section; A9, 742 words, By Lou Cannon, Washington Post Staff Writer [3] “Largest Financial Transfer in History”; New
York Times; Jan 25, 1981; by STEVEN RATTNER; pg. E3 [4] Kornbluh, P., & Byrne, M. 1993. The Iran-Contra Scandal: The declassified history. New York: The New Press. (p.xviii) [5] Kornbluh,
P., & Byrne, M. 1993. The
Iran-Contra Scandal: The declassified history. New York: The New Press. (p.xvi-xviii) [6] Las transferencias de armas, explicó el New York Times, comenzaron “en 1981,” o sea, “antes de que iniciara la toma de
rehenes estadounidenses en Líbano en 1982…” (énfasis mío). Increíblemente, en
vez de poner la hipótesis obvia sobre la mesa—que EEUU tenía una política,
desde entonces, para fortalecer a Irán—el New
York Times se agachó: “No pudo establecerse un motivo estadounidense para
permitir ventas encubiertas de armas a Irán.” Entonces enviaron esas armas…
¿porque sí? ¿Éste es “the newspaper of record”? ¿Y quién es el periodista? Seymour
Hersh. FUENTE:
The Iran Pipeline: A Hidden Chapter/A special report.; U.S. Said to Have
Allowed Israel to Sell Arms to Iran, The New York Times, December 8, 1991,
Sunday, Late Edition - Final, Section 1; Part 1; Page 1; Column 1; Foreign
Desk, 2897 words, By SEYMOUR M. HERSH, Special to The New York Times,
WASHINGTON, Dec. 7 [6a] “James Baker’s Second Act?”; Frontpage;
10 October, 2006; by Jacob Laksin [6b] Fuller, G. E. 1989. The
West Bank of Israel: Point of No Return?
Santa
Mónica, CA: RAND Corp. [7] “War Sirens Herald Iran's Hour of Revenge”; Financial Times; March 24, 2003,
Monday Usa Edition 1; Section: Comment & Analysis; Pg. 17; By Khairallah
Khairallah Full text: It may
be part of George W. Bush's axis of evil; some predict it will be next on the
list for US pre-emptive action; but Iran is the only one of Iraq's neighbours
that wholeheartedly supports regime change in Baghdad, even if via a US-led
invasion. [8] “U.S. Bombed Bases of Iranian Rebels in Iraq”; International Herald Tribune | New York
Times; Thursday 17 April 2003; by Douglas Jehl Full text: WASHINGTON
- Without public announcement, American forces have bombed the principal
bases of the main armed Iranian opposition group in Iraq, which has
maintained several thousand fighters with tanks and artillery along Iraq's
border with Iran for more than a decade. The
group, Mujahidin Khalq, has been labeled a terrorist organization by the
United States since 1997. But the biggest beneficiary of the strikes will be
the Iranian government, which has lost scores of soldiers in recent years to
cross-border attacks by the guerrillas, who have sought to overthrow Iran's
clerical regime. At
the same time, the attacks appear bound to anger the scores of more than 150
members of the U.S. Congress who have described the Iranian opposition group
as an organized and effective pressure point on Iran's government, and had
urged the Bush administration to strike the organization from its terrorist
list. In
the months leading up to the war, "We made it very clear that these
folks are pro-democracy, anti-fundamentalism, anti-terrorism, helpful to the
U.S. in providing information about the activities of the Iranian regime, and
advocates of a secular government in Iran," said Yleem Poblete, staff
director for the House International Relations Committee's subcommittee on
the Middle East and Asia. "They
are our friends, not our enemies. And right now, they are the most organized alternative
to the Iranian regime, and the fact that they are the main target of the
Iranian regime says a lot about their effectiveness." Defense
Department officials who described the air attacks said they have been
followed in recent days by efforts on the ground by American forces on the
ground to pursue and detain members of the group. It
was unclear whether the attacks, described by Defense Department officials,
were intended in part as a gesture by the United States to thank Iran for its
noninterference in the war in Iraq. The
United States does not maintain diplomatic relations with Iran, which is
listed on the Bush administration's "axis of evil," but American
officials are believed to have met secretly with Iranian officials in the
months before the war to urge Iran's government to maintain its neutrality. A top
military officer who spoke on condition of anonymity said the United States
had "bombed the heck" out of at least two of the group's bases,
including one about 130 kilometers (80 miles) northeast of Baghdad. The
officer said the fact that the group had been listed as a terrorist
organization by the United States gave the military little alternative but to
launch the strikes. In a
telephone interview from Paris, Mohammad Mohaddessin, a top official of a
coalition of Iranian opposition groups that includes Mujahidin Khalq,
condemned the bombing as bombing "an astonishing and regrettable act. It
is a clear kowtowing to the demands of the Iranian regime," said
Mohaddessin, chairman of the foreign affairs committee of the coalition, the
National Council of Resistance of Iran. Mohaddessin
said the group had abandoned its bases in southern Iraq before the American
attack began, and had been assured by "proper U.S. authorities"
that its other camps, located northeast and east of Baghdad, would not be
targets of American bombing. An
expert on Iran, Patrick Clawson, said Wednesday that the American attacks
almost certainly represented an end to the group as a fighting force, after
the years in which it operated freely from Iraq with support from Saddam
Hussein. Clawson, research director at the Washington Institute for Near East
Policy, said the attack might also weaken the group's political arm, the
National Council on Resistance in Iran. "The
reason the regime has been so worried about the MEK has been the impression
that it could be attractive to those who are rejecting the regime,"
Clawson said, using the group's initials. "It's now less likely that the
MEK will maintain this image in the eyes of young Iranians as being the most
radical opponents." Mujahidin
Khalq was formed in the 1960s and expelled from Iran after the Islamic
Revolution in 1979. Its primary financial support in recent years came from
Saddam's government, but it has support from lawmakers in Europe as well as
the United States. In
its most recent annual listing of terrorist groups, the State Department said
of the group that "its history is studded with anti-Western attacks as
well as terrorist attacks on the interests of the clerical regime in Iran and
abroad." During
the 1970s, the report noted, Mujahidin Khalq killed several American military
personnel and American civilians working on defense projects in Tehran, the
Iranian capital. The
decision by the Clinton administration to add the group to its list of
terrorist organizations was widely interpreted as a goodwill gesture to the
Iranian government, and its president, Mohammed Khatami, a more moderate
force than Iran's supreme leader, Ayatollah Ali Khamenei. Group
calls for protests An
exiled Iranian opposition group said Wednesday that it would hold marches in
Washington and across Europe on Saturday to protest against attacks on its
bases in Iraq that it said killed 28 of its members, Reuters reported from
Stockholm. The
Paris-based National Council of Resistance of Iran, political wing of the
Mujahidin Khalq, plans marches at noon local time in London, Washington,
Paris, Cologne, Brussels, Stockholm, Copenhagen and Oslo. Leaders
of the group said 28 people had been killed, 43 wounded and others captured
in the attacks, reported to have occurred last Thursday and Friday. The
group began as leftist-Islamist opposition to the late Shah of Iran but fell
out with Shiite clerics who took power after the 1979 Islamic revolution. It
uses Iraq as a springboard for attacks in Iran and was accused by Washington,
which brands it a "terrorist" group, of supporting Saddam Hussein
before his fall. The group is said by Western analysts to have little support
in Iran because of its collaboration with Iraq during the 1980-88 Iran-Iraq
War. [9] “Irán es el
verdadero ganador de esa guerra. No tuvo más que sentarse quieto mientras que
Estados Unidos le entregaba en
charola de plata toda la influencia que Irán siempre ha buscado en Oriente Medio. Estados Unidos y sus aliados pronto
se irán de Afganistán e Irak, dejando a los chiítas apoyados desde Irán dominantes en ambos países, y
su influencia bien repartida por décadas en adelante hasta Siria, un pedazo de
Arabia Saudita, y otros países. Irán
ha logrado sus ambiciones históricas sin disparar una bala, y EEUU se ha reducido a sacudir su
puño en el aire. ¡Qué tontería!” FUENTE:
Comment & Debate: No more fantasy diplomacy: cut a deal with the mullahs:
Iran cannot be prevented from developing nuclear weapons, only delayed. We
must negotiate not ratchet up the rhetoric,
The Guardian (London) - Final Edition, February 7, 2006 Tuesday,
GUARDIAN COMMENT AND DEBATE PAGES ; Pg. 31, 1095 words, Polly Toynbee [10]
“Two to three Iranian military
aircraft a day land at Baghdad airport, bringing in weapons and ammunition.
Iran’s most potent military force and best known general — the Revolutionary
Guard’s elite Quds Force and its commander Gen. Ghasem Soleimani — are
organizing Iraqi forces and have become the de facto leaders of Iraqi Shiite
militias that are the backbone of the fight [against ISIS]. Iran carried out
airstrikes to help push militants from an Iraqi province on its border.” SOURCE:
Iran Has Never Been More Influential In Iraq”; Associated Press; 12 January 2015; by Hamza Hendawi Qassim
Abdul-zahra. [11] “EEUU E IRÁN: ¿Amigos o Enemigos?”; Conferencia
presentada por Francisco Gil-White – Auditorio Raúl Baillères, ITAM, el 30 de
Agosto, 2016; Historical and
Investigative Research; 7 Sep 2016; by Francisco Gil-White [12] De
hecho es difícil encontrar un lugar donde la política estadounidense no sea
apoyar yihadistas. En Afganistán, la CIA creó a los muyahidines, y estos
luego viajaron a todo el mundo, exportando la yihad donde quiera que hubiera
musulmanes. En Afganistán, se convirtieron en los talibanes. El gobierno de
EEUU tiene mucho tiempo aliado con el gobierno de Pakistán, un país fundado
sobre un ideal islamista. Ha estado siempre aliado, también, con el gobierno
salafí (yihadista) de Arabia Saudita, y otros gobiernos parecidos en el Golfo
Pérsico (Qatar, Kuwait, etc.) En la mal llamada ‘Primavera Árabe,’ EEUU apoyó
a la Hermandad Musulmana. En Yugoslavia, apoyó a Alija Izetbegovic, cuyo
libro Declaración Islámica hacía un
llamado al exterminio de los ‘infieles’ en Bosnia. Es un listado parcial. Por
supuesto que hay algunos poderes yihadistas contra los cuales EEUU dice—de
manera oficial—oponerse, pero los ejemplos de Irán y
de ISIS
son más que suficientes para quedar generalmente escépticos. |
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