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Para
conocer al verdadero Trump, el período histórico clave es 1992-2000, cuando
Pat Buchanan, “atacando desde la derecha,” retó al Establishment republicano. ¿Por qué? Porque Trump está usando el
manual de Buchanan. Como dijera el propio Buchanan, entrevistado por la
revista Politico durante la campaña
presidencial del año pasado: “
‘Cuando releí mi discurso [de 1992] hace poco, me sobrecogieron los
paralelismos [con Trump ahora]. ‘Son muchísimos.’ ”[1] Dudo
que Buchanan se haya “sobrecogido.” Pero sí: Trump está usando todo su
material, con fintas dulces a los racistas blancos y retórica incendiaria
contra los mexicanos. Ahí está inclusive el muro fronterizo, aunque éste
fuera, en la propuesta de 1992 de Buchanan, una ‘barda.’[2]
Dice Buchanan: “
‘Me encantó, me puso eufórico que Trump hiciera suyas precisamente aquellas cuestiones
que conformaron mi reto contra Bush… ¡Y luego toma mi eslogan! No se pone
mejor que esto.’ ”[3] Es
modesto Pat. Sí que se pone mejor (mucho mejor…).
En
el año 2000, cuando Pat Buchanan decidió que ya no competiría dentro del
Partido Republicano para buscar la nominación presidencial del Reform Party,
un conocido empresario, también figura televisiva, simuló enfrentársele y
lanzó un blitzkrieg mediático para
desacreditar a Buchanan. Su nombre:
Donald Trump. Leyó
Usted correctamente. “Nadie,” dice Político,
“le ha pegado más duro [a Buchanan] que Trump.” Y el gancho de Trump sobre
Buchanan fue—¿estamos listos?—llamarlo
racista. “Trump
dedicó porciones de un libro a resaltar la presunta ‘intolerancia’ de
Buchanan contra los negros y los gays, acusándolo de estar ‘enamorado de
Adolfo Hitler’ y denunciando a Buchanan mientras visitaba un museo del
Holocausto, diciéndole a los reporteros, ‘Debemos señalar a la intolerancia y
al prejuicio y derrotarlos dondequiera que se aparezcan.’
”[4] Político omitió una cosa. En su libro de
campaña del 2000, The America We
Deserve, Trump escribió: “
‘Pat Buchanan es responsable de muchos ejemplos atroces de intolerancia.
Sistemáticamente, ataca a los negros, a los mexicanos, y a los gays.’ ” (énfasis
mío) Y, “Trump
fue más allá en una entrevista con The
Advocate, calificando los escritos de Pat sobre los mexicanos y otras minorías como
‘asquerosos.’ ”[5]
(énfasis mío) Donald
Trump: ¡Rey de la Tolerancia! ¡Enemigo de los muros fronterizos! ¡Amante de los mexicanos! ¿Qué sucede? Abran paso a Roger Stone.
Este
personaje se fogueó con Richard Nixon, “quien creara la… DEA en 1973 para
declarar ‘una gran guerra global contra la amenaza de las drogas.’ ”[6]
Stone está tan enamorado de Nixon que se ha construido un sagrario que
enchina un poco la piel, lleno de figuritas, mementos, y posters de Nixon, y
para colmo se ha tatuado la imagen de aquel hombre en la espalda (es en
serio). Quizá no por coincidencia, consideran a Stone (cosa que le encanta)
el gran mago de los trucos sucios de la política. Y se entiende que Trump
debe a Stone el éxito de su campaña presidencial.
Siempre
ha estado en la esquina de Trump. En la campaña presidencial de 2000, fue
Roger Stone quien convenciera a Buchanan de salirse del Partido Republicano
para buscar la nominación del Reform Party. Y fue también Stone quien luego
convenciera a Trump de simular una contienda para tildar a Buchanan de
racista. ¿Para
qué? En
el reciente documental de Netflix, Get
Me Roger Stone, el protagonista explica ante las cámaras que “Tenía en
aquel entonces un interés en implosionar al Reform Party.” Se trataba de desprestigiar
a aquel partido en calidad de circo racista y destruirlo. Funcionó.
Se
afirma que Roger Stone ayudaba al Partido Republicano a vencer al Partido
Demócrata. Demasiados republicanos habían optado por el Reform Party en 1992,
volcando la elección a favor del candidato demócrata Bill Clinton. Así que,
en 2000, para proteger a Bush Jr.
de sufrir la misma consecuencia que su padre, Stone y Trump destruyeron al
Reform Party. No
me la compro. A
los tenedores del poder los tiene sin cuidado que gane el candidato demócrata
o el republicano—ambos les pertenecen—. En EEUU gobierna un cártel
bipartidista centrado en el CFR (Parte 4) y
otros think tanks poderosos. Ése es
el modelo HIR. Pero
los tenedores del poder si tienen
cuidado de que algún tercero, fuera de su Establishment bipartidista, resulte
viable, pues con ello se instalaría una verdadera democracia en Estados
Unidos. Con la ayuda de Trump, Stone pudo sepultar la idea de un tercer
partido. Ésa, pienso yo, fue la
motivación de la maniobra. No
fueron, en aquel entonces, antirracistas honestos; tampoco son racistas
honestos hoy. Son estafadores. (Buchanan, otro acólito de Nixon, sin duda se
coludió con Stone y con Trump desde el principio.[7]) Nos tomaron el pelo. Y
ahora, nos lo tomaron de nuevo. Si no,
entonces ¿por qué se habría de lucir Trump frente al mundo entero como el más
tremendo (¡más tremendo!) pavorreal anti-Establishment,
prometiendo “drenar el pantano” de Washington de aquellas políticas pro
yihadistas de Obama, para luego darse la vuelta y contratar un equipo que
apesta del Establishment, lleno de
pro yihadistas de Obama y del CFR (Parte 5)? Es
el mismo pantano.
El
mundo es ilusión, enseñaba Buda. La mente despierta—como quien descubre que
sueña sin salir del sueño—cuando lo entiende. Así, en The Matrix, un mundo tramado con los sueños de todos, es un niño
rapado y vestido de monje budista—doblando una cuchara a diestra y siniestra
sin tocarla—quien regala a Neo la lección que habrá de valerle maestría sobre
el mundo simulado: Esa cuchara no
existe. Y
aquí la nuestra: Trump tampoco existe. Éste
es el secreto que encierra nuestro mundo político simulado. Quien acepte que
Trump es un personaje cuyo guion se rescribe para cada escena, podrá resistir
las manipulaciones emocionales que desdoblan ante nuestros ojos sus padrinos,
y razonar sobre las intenciones,
soltando así libre la mente. En
la Parte 9, enseguida, nos avocaremos a razonar, y explicaré cómo funciona la
estafa antimexicana de Trump.
[1] “Trump Is Pat Buchanan With Better Timing”; Politico; September/October 2016; By
Jeff Greenfield [2] “Cuando Pat Buchanan primero propuso una barda en la
frontera mexicana, el establishment republicano
estaba azorado, ¡azorado! Le hermana del candidato y gerente de su campaña,
Bay Buchanan, presionó por incluir en el texto de la plataforma republicana
de 1992 un llamado a construir ‘estructuras’ en la frontera. Pero seguro no
estás queriendo decir una barda, le dijeron. ‘Pues no estamos hablando de faros,’ respondió ella.” SOURCE:
“Pat Buchanan: Donald Trump Stole My Playbook”;
The Daily Beast; 6 January 2016; by
Eleanor Clift [3]
“ ‘The Ideas Made It, But I Didn’t’ ”; Politico; May/June 2017; By Tim Alberta [4]
“ ‘The Ideas Made It, But I Didn’t’ ”; Politico; May/June 2017; By Tim
Alberta [5] “That time Donald Trump put a Republican on blast for
dissing Mexicans”; Fusion;
16 September 2015; by David Matthews. [6] “Mexico's war on drugs: what has it achieved and how is the
US involved?”; The Guardian;
8 December 2016; by Nina Lakhani and
Erubiel Tirado in Mexico City. [7] Aunque Buchanan se jacta de estar afuera del Establishment, no es cierto. Como
Stone, se fogueó con Richard Nixon, cuyos discursos escribía (era como “ ‘un padre
para mí,’ ” dice Buchanan). A Ronald Reagan le encantaban esos discursos,
pues le pidió a Buchanan que fuera su director de comunicaciones, tras lo
cual Buchanan se convirtió en una poderosa fuerza en los medios de masa. FUENTE: “ ‘The Ideas Made It, But I Didn’t’ ”; Politico; May/June 2017; By Tim Alberta |
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