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México hace unos días votó a favor
(luego se retractó) de una resolución en la UNESCO.[1]
Explicamos la controversia. La resolución—aprobada por
24 países, más de la mitad musulmanes—enumera presuntos crímenes israelíes sin mencionar uno solo de terroristas
yihadistas; insiste que Jordania debe ser la autoridad responsable en el
Monte del Templo—al cual designa “Mezquita de Al-Aqsa”—en la Ciudad Vieja; y
niega el derecho de Israel—a quien llama “poder ocupante”—a hacer
excavaciones arqueológicas en la Ciudad Vieja. O sea que los verdaderos dueños de la Ciudad Vieja (incluida en ‘Jerusalén
Oriental,’ y por lo tanto en los territorios disputados de Judea y Samaria),
según la UNESCO, son autoridades musulmanas. ¿Qué justifica esa postura? La Mezquita de Al-Aqsa se construyó a
finales del siglo 7 sobre una plataforma erigida por un rey judío para
ampliar el antiguo Templo judío. De aquel Templo queda solo el Muro de los
Lamentos porque Jerusalén fue arrasada por los romanos y siglos más tarde
conquistada por los musulmanes. Ni el exterminio cometido por los romanos, ni
el cometido por los musulmanes, confiere título de propiedad. Un pueblo
asesinado y conquistado no es lo mismo que un terrateniente ausente sujeto a
juicio de usucapión. Además, siempre hubo judíos ahí. Documentos del
consulado británico en tiempos otomanos establecen que la población de
Jerusalén, a mediados del siglo 19 (antes del sionismo), era tres cuartas
partes judía.[2] Vivían
aplastados y humillados por el poder
ocupante—pero ahí estaban—.[3] ¿Y los llamados ‘palestinos’? Su líder
máximo, Hajj Amín al Husseini, Muftí de Jerusalén y luego, en Europa, socio
de Hitler en la Solución Final,[4] rechazó el ‘Estado
árabe’ en Judea & Samaria y Gaza que propusiera la ONU en 1947 y que los sionistas aceptaron, pues
Husseini prefería continuar matando judíos. Su aliado, Azzam Pasha,
secretario general de la Liga Árabe, anunció orgulloso una nueva “guerra de
exterminio” a la cual se avocaron, con Husseini, los países árabes.[5] Pero los israelíes resistieron. Asentado el polvo, Jordania y Egipto
se quedaron ilegalmente como poderes
ocupantes en Judea & Samaria y Gaza. No permitieron un nuevo ‘Estado
palestino’ (Jordania ya lo es). La OLP (ahora, la ‘Autoridad Palestina’),
estuvo conforme: su constitución de 1964 estipula que esos territorios no son palestinos sino pertenecen,
supuesta y respectivamente, a Jordania y Egipto. Pero cuando Jordania y
Egipto, luego de anunciar una nueva guerra de intención genocida,[6] perdieron esos territorios en favor de Israel en
1967, la OLP—liderada por los protegidos de Husseini, Yasser Arafat y Mahmud
Abbas—‘descubrió’ que siempre sí eran palestinos, y reescribió su
constitución.[7] Sobre el derecho a la propiedad, la
UNESCO dice: Si primero exterminas a los judíos, luego rechazas un territorio
judío—aunque ellos te lo cedan—porque
prefieres continuar exterminándolos, pero arrebatas después el mismo
territorio en un nuevo intento de exterminio, y lo pierdes finalmente por
querer otra vez exterminar a los judíos, entonces ¡eres el dueño!
Pies de página y lecturas adicionales [1] “Le niegan a
México el cambio de voto; Unesco rechaza cambio de postura”; Excelsior; 19 de octubre, 2016; por
Iván E. Saldaña [2] El cónsul
británico en Jerusalén escribió en 1859 que “ ‘los mahometanos de Jerusalén…
a duras penas exceden un cuarto de la población entera’ ” en aquella ciudad. FUENTE:
Peters, J. (2002[1984]). From Time Immemorial: The Origins of the
Arab-Jewish Conflict Over Palestine. Chicago: JKAP.
(p.198) [3]
A mediados del siglo 19, explica el historiador Arnold Blumberg, “los
musulmanes, fueran turcos o árabes, se unían en su determinación por
preservar el perfil islámico de su sociedad, especialmente en las ciudades en
las que cristianos y judíos constituían pluralidades o mayorías.” Blumberg
resume así las consecuencias para cristianos y judíos en Palestina de este
afán musulmán por “preservar el perfil islámico”: “Ninguna iglesia o sinagoga podía
tener ventanas que avistaran sobre propiedad religiosa musulmana. Ninguna
iglesia podía hacer sonar sus campanas, ni tampoco se permitían crucifijos u
otros símbolos cristianos a la vista en sus procesiones religiosas en la vía
pública. …Una mezquita había sido erguida sobre la cueva que servía de tumba
de los patriarcas [judíos]… A los judíos se les permitía que ascendieran solo
los primeros escalones de la mezquita sobre esta tumba y eran objeto de
acosos variados aun cuando se sometían a esta humillante limitación. A los
judíos que rezaban al pie de la muralla occidental del Monte del Templo, el
recinto más sagrado del judaísmo, se les prohibía sonar el cuerno tradicional
o de hacer cualquier ruido que pudiese ofender a los musulmanes. Los judíos
no podían erguir una mejitza—la barrera
que separa a los hombres y mujeres que oran en la muralla—para que no se
interpretase como el derecho de construir una sinagoga ahí. Los musulmanes
aventaban basura sobre las cabezas de los judíos que iban a rezar al Monte
del Templo sin que las autoridades intervinieran. Solo los musulmanes podían
subir al Monte del Templo. Había guardias negros de las tribus sudanesas
empleados en asegurar que los infieles no violaran las reglas. …Los turcos, por su parte, divertidos,
veían las disputas de los raya (los
no musulmanes), con desprecio. Lo hacían porque podían. Aún en las ciudades
amuralladas que tenían mayorías judías o cristianas, práctica mente toda la propiedad estaba en
manos de patrones musulmanes cuyos arrendados nacían, vivían, y morían ahí sin
esperanza alguna de volverse propietarios.”—Blumberg (1985:21-23) Lo anterior es revelador pero no
menciona la violencia que con periodicidad explotaba en contra de los judíos
de Palestina. Por ejemplo, en los 1830s hubo persecuciones brutales. Y en
1840 un libelo de sangre contra los judíos de Damasco también provocó
persecuciones en Palestina. “En las siguientes décadas (1848-1878)
centenares de incidentes concerniendo violencia antijudía, persecución, y
extorsión llenan página tras página de los reportes documentados del
consulado británico en Jerusalén.”—Peters (2002[1984]:184-85, 191) No es coincidencia la fecha de 1878.
El racismo antijudío que resumimos arriba no podía ser una reacción al
sionismo porque las inmigraciones sionistas comenzarían después, a partir de
1880. FUENTES: Peters,
J. (2002[1984]). From Time Immemorial: The Origins of the Arab-Jewish
Conflict Over Palestine. Chicago: JKAP. Blumberg,
A. (1985). Zion before Zionism 1838-1880. Syracuse, NY: Syracuse
University Press. [4] Sobre el
papel de Hajj Amín al Husseini en la Solución Final de los nazis alemanes,
compartimos la siguiente documentación: THE NAZIS AND THE PALESTINIAN MOVEMENT How did the ‘Palestinian movement’ emerge? The British
sponsored it. Then the German Nazis, and the US. ACHILLE’S HEEL: The muftí, the Nazis, and the
‘Palestinian Authority [5] Barnett,
D., & Karsh, E. 2011. Azzam’s Genocidal Threat. Middle East Quarterly,
18(4): 85-88. [6] “.
. .Syria used the Golan Heights, which tower 3,000 feet above the Galilee, to
shell Israeli farms and villages. Syria’s attacks grew more frequent in 1965
and 1966, while Nasser’s rhetoric became increasingly bellicose: ‘We shall
not enter Palestine with its soil covered in sand,’ he said on March 8, 1965.
‘We shall enter it with its soil saturated in blood.’ ” FUENTE: Sachar, H. 1982. A history of Israel: From the rise
of Zionism to our time. New York: Knopf. (p.616) [7] “The PLO (Palestine Liberation
Organization) denies that ‘Palestine’ exists!”; from Understanding the
Palestinian Movement; Historical and
Investigative Research; 30 April 2006; by Francisco Gil-White |
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