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Yo enseño en el ITAM (Instituto
Tecnológico Autónomo de México), universidad que se toma en serio la libertad
académica. Eso quiere decir que puedo documentar las relaciones históricas entre
los movimientos palestino y nazi alemán y conservar mi empleo. También puedo
decir cosas positivas sobre el Estado de Israel y conservar mi empleo.
Inclusive puedo decir cosas amables sobre los judíos, y el judaísmo, y
denunciar el antisemitismo, y conservar mi empleo. Qué suerte. Porque yo enseño un curso intitulado
‘La Historia Política de Occidente y el Antisemitismo.’ Ahí se trata de
investigar cómo, a través de los siglos, las élites gobernantes represivas
han movilizado el antisemitismo a manera de herramienta para mantenerse en el
poder y esclavizar a la población general—judíos y no judíos—. Los nazis
alemanes fueron un ejemplo dramático pero el patrón, como intento demostrar
en mi curso, se sostiene por dos y medio milenios y continúa vigente. Este
curso es una vocación y está abierto a todos, sean o no estudiantes de mi
universidad. Lo enseño cada semestre. Hace unos días, en respuesta a nuestros correos de publicidad para el
curso de este semestre, que inicia el 10 de febrero, recibimos
una carta expresando que mi curso no es más que “un vulgar programa de
propaganda sionista” muy en exceso de “límites que no se deberían rebasar.”
Según el autor, cualquiera puede verlo: “No se necesita ser un experto en
historia, en estudios geo-estratégicos o en filosofía de la religión para
entender[lo].” Por demás, “es moralmente repugnante que en este momento en
que Palestina es ultrajada al modo como diariamente lo hace el gobierno
sionista israelí ustedes [es decir, mi universidad] traigan a México a un
tipo que se dedica a hacer una labor descarada de proselitismo en favor del
régimen más racista y odioso del mundo [es decir, Israel].” El autor—un profesor en el
departamento de filosofía más prestigiado de mi país (UNAM)—tiene derecho a
sus opiniones. Pero pregunto: ¿Cómo puede uno vivir de la academia y al mismo
tiempo afirmar que sobra un mínimo de investigación para formar opiniones sobre
un curso que no ha tomado y cuyos temas yacen fuera de su campo? Mi
hipótesis: este profesor supone que el consumo de los noticias es más que
suficiente—los medios, expresándose sin sesgo, han hecho ya las
investigaciones para suplirlo con opiniones ‘correctas’—. Para un antropólogo como yo,
interesado sobre todo en la transmisión de ‘memes’ (normas, ideas,
comportamientos, etc.), es interesante aprender más sobre los procesos que
alojan ideas ‘correctas’ en las mentes de los académicos más prestigiados de
mi país. Recientemente, por cortesía de José Hamra Sasson, anterior Director
de Noticias en México para Canal Once (TV), pude echar un ojo a esos
procesos. Hamra ha trabado conmigo un debate
público sobre la ideología de OLP/Fatah
(es decir, la ‘Autoridad Palestina’). Yo afirmo que esta ideología es en
esencia la de los nazis alemanes: busca el exterminio de los judíos
israelíes. Hamra responde: nada puede estar más lejos de la verdad. En apoyo a mi hipótesis, he señalado
la relación íntima que obtuvo entre Hajj Amín al Husseini, padre fundador del
movimiento palestino, y los nazis alemanes. (Esta relación es una que la
mayoría desconoce, aunque son más los enterados desde
que Benjamín Netanyahu explicara esto a un público mundial en octubre.)
Llamarlo un mero ‘colaborador’ no lo describe, pues Husseini jugó un papel
líder en la Solución Final. Y quería más: con Hitler, planeaba exterminar a
los judíos de lo que hoy es el Estado de Israel. Aquel plan no pudo conjugarse durante
la guerra. ¿Qué habría de hacer, entonces, aquel monstruo genocida frustrado
con sus años de posguerra? He afirmado que, después de escapar a Cairo, Husseini
apadrinó a Yasser Arafat y a Mahmoud Abbas, creando OLP/Fatah. ¿Para qué? Mi hipótesis: para
perseguir su sueño: la destrucción genocida de Israel. Esta hipótesis es
consistente con el papel clave de OLP/Fatah
en la creación del régimen teocrático iraní, un exportador
internacional de terrorismo antisemita que, hasta hoy día, renueva cada mes
su promesa de exterminar a los judíos israelíes. Dado que OLP/Fatah es ahora la ‘Autoridad
Palestina,’ pronta a recibir territorio estratégico del Estado judío, esto
implica peligros un tanto serios para Israel. ¿Qué dice Hamra a todo esto? No disputa mis asertos sobre la
participación líder de Husseini en el Holocausto de la Segunda Guerra
Mundial. Hasta ahí, de acuerdo. Pero Hamra sí niega que Husseini tuviera cosa
alguna que ver con la creación de OLP/Fatah
o con el desarrollo de sus líderes. De hecho, niega que Husseini tuviera un
papel importante en el movimiento palestino de posguerra. Sobre Irán, Hamra
concede a regañadientes que OLP/Fatah
apoyó la Revolución islamista de Ayatolá Jomeini, pero niega que sea justo
inferir de ello que OLP/Fatah
pudiera compartir las metas genocidas de Jomeini—y de sus sucesores—. Hamra debe afirmar todo esto si desea
preservar la consistencia con su posición, pública y repetidamente
refrendada, de que un ‘Estado palestino’ gobernado por OLP/Fatah sería óptimo
para la paz en Oriente Medio. Es en pos de aquella escurridiza ‘paz’
que los gobiernos occidentales han predicado sus intervenciones en Oriente
Medio. Para evaluar esas políticas, los occidentales hemos de ver a
partidarios y opositores debatirlas en público, para así examinar argumentos
y evidencias de ambos lados de las controversias. Por tanto, mi lance con
Hamra es más que un deporte: presenta una oportunidad educativa para los
ciudadanos democráticos. Éste—ojo—no es cualquier adversario; su currículo impone. Hamra es licenciado en sociología por
la Universidad Autónoma Metropolitana (Cd. de México) y maestro en ciencias
políticas por McGill University (Montreal, Canadá). Es un especialista del
‘proceso de paz’ árabe-israelí, y de la cuestión del ‘exilio.’ La última es
el centro de sus estudios doctorales, en México, en ‘Teoría Crítica,’ mismos
que cursa en ‘17, Instituto de Estudios Críticos’ (donde, imagino, enseñan la
teoría posmodernista más avanzada). Las investigaciones de Hamra en
relaciones internacionales han sido apoyadas por el CIDE (Centro de
Investigación y Docencia Económicas) y ha enseñado el tema en la Universidad
Iberoamericana. Es una señora lista de universidades
prestigiadas. Pero hay más. De 1998 a 2004, Hamra fue Director de
Noticias en Canal Once (TV), una poderosa fuerza educativa. Su público podrá
no ser el más grande, pero tiene influencia, pues Canal 11, que depende del
Instituto Politécnico Nacional, es un recurso muy apreciado por los mexicanos
con educación superior. Y Canal 11 llega más lejos, todavía. “Reconocido
como el canal que las televisoras universitarias de Latinoamérica siguen su
camino” [sic], esta
cadena es también “considerada la decana de las televisoras universitarias en
América Latina.” Además, “la
cadena está disponible en Estados Unidos vía satélite por DirecTV y también
varios oferentes de cable ‘Latino’ o ‘Español.’ ” Como Director de Noticias en Canal 11,
José Hamra se convirtió en un importante moldeador de opinión, en todo el
continente americano, para los hispanoparlantes que se consideran educados—en
particular, para aquellos que se autonombran ‘intelectuales’—. Y no termina la cosa con Canal 11.
Desde 2004 a 2009 Hamra fue titular de la sección ‘Medio Oriente: Un Mundo
Entero’ en el noticiario Revista Antena Radio (Horizonte 107.9 FM, Instituto
Mexicano de la Radio). Desde entonces, Hamra ha continuado
apareciendo en todos lados, pues los medios lo buscan para todo tipo de
asuntos relacionados con el conflicto en Oriente Medio—y es de esperarse,
pues casi todos los medios de masa, aquí y en todos lados, adoptan un sesgo
sobre Oriente Medio muy similar al de Hamra—. En lo relativo a Oriente Medio, pues,
mis intercambios con Hamra pueden instruirnos sobre la calidad del periodismo
político más ampliamente, y quizá también sobre la calidad del sistema
universitario occidental.
Este contexto vuelve los esfuerzos
iniciales de Hamra por censurar mis ideas (detalles más adelante) materia de
pensar. Pues quien tiene confianza en sus argumentos no corre a callar a su
adversario. Pero más puntualmente: ¿No debieran interesarse los responsables
de ‘las noticias’ en reportajes transparentes y debates abiertos? ¿Acaso es
normativo que tomen partido en controversias políticas al extremo de ahogar
la libertad de expresión de quienes difieren? ¿Cómo sirven al público así? Los invito a leer mis intercambios con
Hamra y a sacar sus propias conclusiones sobre los varios temas en disputa, y
sobre la cuestión central: ¿Acaso la
‘Autoridad Palestina’ está planeando repetir el Holocausto? Francisco Gil-White, antropólogo e historiador, es catedrático del
ITAM y autor de ‘Hajj Amin
al Husseini’, Tomo 1 de El
Colapso de Occidente: El Siguiente Holocausto y sus Consecuencias (de venta en Amazon). |
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